La Unión Europea quiere eliminar los 10.000 millones de euros de sobrecoste de las llamadas internacionales
La tecnología ilustra mucho, porque siempre se aprenden términos nuevos, aunque eso casi nunca salga barato. Roaming,en inglés «vagar» o «pasear», es el término con el que se designa a los acuerdos técnicos y comerciales que permiten que se interconecten redes internacionales. En la telefonía móvil, las llamadas internacionales – las que hacen o reciben los turistas y viajeros cuando están fuera de su país— suponen una facturación extra anual que ronda los 10.000 millones de euros. La base de esta importante cifra son unas tarifas a menudo poco conocidas por los usuarios y que según la Unión Europea son «caras e injustificadas». Viviane Reding, la comisaria europea para la Sociedad de la Información, se propone eliminar este sobrecoste y dejar como precio de referencia las tarifas locales. España se desmarca alegando los costes en infraestructuras que genera la visita de millones de turistas, pero las medidas comunitarias podrían empezar a aplicarse ya este verano y estar plenamente vigente en el 2007.
La campaña de la comisaria Reding empezó en octubre del año pasado, con la puesta en marcha de una web informativa en la que mostraba las tarifas de roaming que aplicaban las diferentes compañías en los países de la Unión. Una información que en muchos casos no era nueva, ya que bastantes operadoras la publicaban en sus webs, pero que al ser presentada en conjunto adquiría un valor añadido: permitía comparar diferencias y detectar el alto precio medio de las tarifas.
Según la comisaria Reding, «los precios del eran y son demasiado roaming elevados y no tienen relación con los costes reales y los márgenes de beneficio. No hay transparencia. Son una enorme carga para estudiantes, turistas, empresarios… Le decimos a la gente que aproveche las ventajas del mercado único, y después les castigamos cuando cruza las fronteras».
La idea de la comisaria Reding al iniciar la citada campaña era informar a los usuarios y presionar a los operadores para que redujeran las tarifas y actualmente estima que en los últimos meses no ha habido ninguna reducción importante de precios y que en algunos casos éstos han aumentado. Ahora, esta luxemburguesa que anteriormente ha trabajado para la Unión Europea en educación y cultura, ha actualizado los datos de la web (http:// europa. eu. int/ information_ society/ activities/ roaming) y está empujando el proyecto hacia su fase final.
Estos son algunos de los ejemplos que cita: un abonado español de Vodafone que viaja a Letonia ha visto cómo el precio de una llamada de cuatro minutos (el bloque de minutaje que se utiliza siempre como referencia) subía de 7,20 euros en septiembre del 2005 a 8,35 euros en marzo de este año. Un usuario de Movistar ha pasado de pagar 5,72 euros a 6,64. Y uno de Amena, de 2,80 a 3,39 euros.
Los precios medios europeos, en su opinión, son caros y forman un puzle difícil de encajar en el concepto de un escenario único europeo que, además, tiene la ventaja tecnológica añadida de contar con una red GSM común para todos los países. El roaming europeo más barato son los 20 céntimos de euro que paga un finlandés por una llamada a su país desde Suecia, mientras que el más caro son los 13,05 euros que le cuesta a un maltés hablar con casa desde Letonia.
Más ejemplos de la gama media del roaming. Un británico que está de visita en Italia y llama a su familia, paga entre 3,50 y 5,81 euros. Y si recibe una llamada desde su país paga entre 1,75 y 5,50 euros. Y si escogemos el caso de un francés en Alemania vemos que llamar a su país le cuesta en torno a los cuatro euros, mientras que recibir llamadas le supone un gasto de entre 1,36 y 1,88 euros.
En todos los casos se habla siempre de coste por llamar y por recibir la llamada, ya que el roaming funciona en ambos casos cuando el móvil esta fuera del país de origen y se ha activado la itinerancia. Esto quiere decir que pagamos por llamar y también por recibir la llamada, ya que cuando somos el destinatario se nos carga el coste extra internacional de la llamada, mientras que la persona que llama carga con la parte nacional de la misma.
El baile de cifras, con costes de roaming muy diferentes según compañías y países, tiene su origen en los acuerdos que establecen las diferentes operadoras y los números que se citan reflejan las llamadas habituales entre usuarios de diferentes compañías. Existen sistemas, como el Passport de Vodafone, por el que sus usuarios conservan, cuando viajan, la tarifa local más un suplemento.
Reglamento
La falta de movimientos significativos en el mercado es lo que ha impulsado a la Comisaría de la Sociedad de la Información a preparar un reglamento del que ya se conocen algunas pistas y que ha sido acogido con diversidad de opiniones. «La trayectoria de nuestro sector y su alta competencia ha demostrado que tenemos capacidad para autorregularnos», explica Vodafone España a este diario. Operadoras como la alemana T-Mobile insisten en que el mercado debe ajustar la situación. Y la GSM Association también dice que no hace falta ninguna legislación específica sobre el tema. Pese a esto, todos los reguladores locales europeos, menos el español, han aceptado la propuesta inicial comunitaria para rebajar costes.
Los planes de la Unión Europea son contundentes y pueden suponer un cambio importante en el uso del móvil. Las tarifas por recibir llamadas desaparecerán, con lo que quien llame correrá con los costes. Actualmente, el receptor que está en el extranjero, aunque apague su móvil, acaba pagando un sobrecoste internacional sólo para que alguien le deje un mensaje en el contestador. Y con la aplicación de las futuras tarifas, cuando alguien esté, por ejemplo, en Londres y llame a un taxi, pagará el coste de una llamada local. Ahora, tiene que pagar el roaming internacional y puede pasar que la llamada le salga casi tan cara como el trayecto en el taxi.
La española Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) es el único regulador europeo que de momento no ha suscrito la iniciativa comunitaria, aunque parece que contempla la posibilidad de una tarifa local que incluya un suplemento por el coste extra que las inversiones en redes provocan en un país receptor de turismo. Hay que recordar que España recibe 55 millones visitantes extranjeros anuales, mayoritariamente concentrados en verano y en zonas como Costa del Sol, Baleares, Canarias y Costa Brava, que probablemente tienen los índices de roaming más altos del mundo.
El pasado miércoles, el ministro Montilla subrayó, en el Congreso, que el Gobierno comparte el objetivo europeo de bajar los precios, pero defendió que la normativa reconozca las peculiaridades que la prestación de los servicios de roaming internacional tiene en países turísticos como España. Ni Vodafone ni Telefónica han especificado a este diario cuál sería el suplemento extra que estimarían razonable para esta hipotética tarifa local incrementada con una tasa turística.
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